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Santa Fe, Nuevo México es una ciudad rica en tradiciones y cultura del Viejo Oeste. Hace un silgo y medio era la última avanzada en el camino a Santa Fe. Un bullicioso e indomable refugio de forajidos, apostadores, rebeldes y renegados. En 1852 las Hermanas de Loreto despacharon a 7 monjas para que llevaran religión a la frontera. Era un viaje lleno de peligros, clima severo, indios hostiles y enfermedades. Cuando estaban en el camino fueron atacadas, una de las hermanas murió y otra tuvo que regresar porque estaba muy mal como para continuar, sin embargo, 5 hermanas continuar su viaje al Oeste. Una vez en Santa Fe, las hermanas establecieron una escuela y empezaron a hacer planes para construir una capilla. Finalmente, en Abril de 1878, las Hermanas celebraron la terminación de la capilla de Nuestra Señora de la Luz, que aún existe hoy.
Más de 20 albañiles franceses e italianos se pasaron 5 años construyendo la magnífica capilla gótica.
Las hermanas estaban encantadas excepto por un detalle menor, no había escalera que las llevara hasta el coro. Las Hermanas por fin tenían su capilla, peor no podían ascender ala sección de música.
Muchos de los coros de las iglesias de Nuevo México, no tenían esas escaleras. Simplemente ponían una escalera, la trepaban y cantaban. Pero las Hermanas no podían escalar por ellas por sus largos Hábitos. Así que necesitaban una escalera. Una escalera convencional no era viable, porque tendrían que quitar muchos asientos.
Algunos carpinteros fueron a la capilla, y examinaron la situación, pero, sacudían la cabeza y decían que no se podía. Y ellas decidieron que no harían nada hasta que se rezara una novena a San José, el patrón de los carpinteros.
Una Novena requiere de 9 días de meditación y de rezos regulares.
Durante 8 días, las Hermanas rezaron y nada pasó. Fue en el noveno y última día de la novena en el que un extraño llegó a al capilla. Éste dijo que era carpintero y necesitaba trabajo. Las Hermanas le contaron el problema con las escaleras, así que dejaron que el forastero intentara lo que muchos habían dicho que era imposible. Ellas esperaron que sus oraciones hubieran sido escuchadas.
Si el carpintero tenía un nombre, hace mucho que fue olvidado, según la leyenda, llevaba sólo 3 herramientas; un martillo, un serrucho, y una regla. Unos afirman que trabajó 6 meses, otros dicen que más.
Cuando él terminó, llamó a las Hermanas.
-Ya tienen su escalera- les anunció.
Luego se fué, sin que le pagaran, y no se volvió a saber de él.
Las Hermanas refieren que el carpintero tuvo que ser un buen carpintero, tuvo que ser un maestro carpintero para hacer la escalera que había hecho. Dado que no hay soporte central alguno; descansa en su propio equilibrio y diseño geométrico. Mide 7 metros, que dan vueltas de 360º. Una Hermana que subió por estas, dijo que "contó los escalones, éstos eran 33, el número exacto de los años que el Señor Jesucristo estuvo en la tierra".
Las hermanas planearon una fiesta para el carpintero, cuando no se presentó, lo buscaron en el pueblo. El misterioso forastero estaba perdido. Nadie lo había visto, nadie sabía donde dormía, nadie le dió de comer.
Le hicieron una Novena a San José, el patrón de los carpinteros, así que es entendible que ellas creyeran que San José la hizo.
Hasta donde se sabe, el carpintero jamás regresó a Santa Fe.
La capilla, es ahora, una atracción turística, con los años, persistió el misterio que rodeaba la escalera.
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