21 abr 2011

Leyendas Misteriosas: El Yeti



El Yeti o abominable hombre de las nieves es un ser legendario de la mitología de Tibet y Nepal. Es considerado un críptido en la Criptozoología e interpretado como un simio gigante emparentado con el Pie Grande norteamericano. Ante la ausencia total de pruebas, sólo se cuentan con relatos que lo describen como un simio gigante bípedo que se cree está localizado en las zonas boscosas de la cordillera del Himalaya.
Abominable hombre de las nieves es un nombre muy poco apropiado para el yeti : no es abominable, sino más bien tímido; habita en los espesos bosques de rododendros del Himalaya, y sólo ocasionalmente atraviesa las laderas y los valles nevados (parece ser que para alimentarse de un musgo salino que crece en las rocas de las morrenas glaciares); y probablemente no sea un hombre.
De las observaciones directas se deduce que es un animal omnívoro: se le ha visto devorar pequeños mamíferos, líquenes, frutas y bayas, e incluso chocolate y galletas robados a los alpinistas.
Los diferentes testimonios sobre su existencia hablan de un ser huidizo de más de dos metros de altura, completamente cubierto de pelo y que tiene la capacidad de silbar.
Se han publicado noticias de supuestos ataques a tibetanos e incluso existen moldes en escayola de sus enormes pies; así mismo se han encontrado restos de su pelaje que posteriormente han demostrado ser de mamíferos herbívoros.
Quienes avalan su existencia lo consideran un pariente lejano del orangután y descendiente del Ramapithecus que habitó en esta cordillera hace millones de años; y que por las características que presentaría el Yeti. Sin embargo, no existen pruebas concluyentes de la existencia de este primate. Incluso otras investigaciones relacionan al Yeti con los osos.
En algunos monasterios de Nepal se conservan restos supuestamente pertenecientes al Yeti, pero que posteriormente se ha demostrado pertenecen a un tipo de cabra local. Por otra parte es muy dudosa la existencia de simios de semejante tamaño.
Según otros autores, como el paleontólogo Juan Luis Arsuaga, los primates en general y los simios en particular sólo viven en lugares donde existen frutas todo el año, es decir, en las zonas tropicales.

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